Paula Martín Cuéllar (1º ESO)
Mi Maravilloso
mundo dulce.
Un bonito día de primavera, me fui a
visitar a mi abuela, me tropecé con un trozo de baldosa de las escaleras de la
casa de mi abuela, me di cuenta que la puerta del vecino de la derecha era
exactamente igual, después de levantarme de aquella torpe caída llame al timbre
y mi abuela me abro la puerta enseguida con una sonrisa de oreja a oreja, entre
y vì que todo estaba empaquetado. Yo empecé a observar todos los objetos tan
extraños que había en la casa como la puerta del sòtano y la ventana de la
cocina, las dos cosas tenían un extraño dibujo de un algodón de azúcar. Yo que
soy tan curiosa, decidí bajar a explorar el sótano.
En cuanto abrí la puerta ví
un maravilloso mundo de color: tenía casa de caramelo, árboles que daban
gominolas, bancos de regaliz, nubes de picapica, personitas de chupa chups,
carreteras de chicle, coches de chocolate, señales de piruletas, montañas de
pipas, campos de gusanitos, piscinas de gaseosa y arroz con leche y flotadores
de donuts. A ese mundo le llamé chuchilandia, donde me gustaría vivir.
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