MARÍA VELASCO
DESTINO
Mi inocencia es más grande incluso que el dolor que me invade al tener que
despedirme de esta tierra. Otro sábado más. No obstante, diferente al resto.
Deber pensar que es la última vez que estaré en esta judería, arrodillado en
este cálido suelo, para nunca volver. Dejar aquí a mi amada, dejar aquí mis
pertenencias, mi vida, mi gente… todo por supuesta deslealtad. Ingratitud.
Desearía haber sido fusilado en su momento y no haberme enriquecido en esta
dichosa ciudad. Así, cristianos no podrían aprovecharse de mi poderío.
Desalmado me voy. Recorro con la vista cada baldosa, piedra, rincón de recuerdos múltiples, cada arco mientras me alejo. Me siento dentro de una manada de pájaros. Todos ellos visualizan una víctima; ese soy yo: picoteado, aturdido, pero sin alma de ganar esta batalla incoherente.
DESTINO
Desalmado me voy. Recorro con la vista cada baldosa, piedra, rincón de recuerdos múltiples, cada arco mientras me alejo. Me siento dentro de una manada de pájaros. Todos ellos visualizan una víctima; ese soy yo: picoteado, aturdido, pero sin alma de ganar esta batalla incoherente.
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