13 de diciembre de 2013

MICRORRELATOS DE TEMA SEGOVIANO. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

SANDRA MARTÍN

AMOR ETERNO

Día de invierno, nieve, frío.Una redacción a unas horas de acabar, de poner punto y final para siempre. Ella, guía turista. Él, médico de urgencias.Una firma no paró su rutina.

Los esperaba un día largo, cada minuto contaba. Ella visita el monasterio San Antonio el Real. Él, urgencias sin fin, la vida y la muerte cercanas. A veinte minutos del final, de acabar con esa tremulosa rutina. Un cruce, un cruce mal señalado a causa de la intensa nieve, ponía punto y final a esa desdichada rutina. Nada sucedió de la forma que ellos tanto añoraban. La ambulancia llegó, Ella aún estaba viva. Él intentó salvarla. Fue imposible. La vida de ambos cambió por completo. Una, llena de descanso. Otra, llena de pena. Y es que a veces es tan corto el amor y tal largo el olvido.




BEATRIZ SANTA CLARA

EL PRIMER DÍA


Hoy es una preciosa mañana de otoño en la que el sol quiere salir, el frío ya se nota y los pájaros no dejan de cantar. Me llamo Julia, y a pesar de que soy de Segovia esta es la segunda vez que vengo a ver el Alcázar, lo miro asombrada y no dejo de imaginarme la de historias que se esconden tras estos muros. Estoy con Jaime, el hijo de unos amigos de mis padres, hoy me toca ser su guía y la verdad es que la idea me encanta. Poco a poco fuimos conociendo la ciudad y fuimos conociéndonos nosotros. Pasamos por la plaza mayor con su bonito quiosco en el centro, el teatro Juan Bravo de fondo, bajamos la calle real y llegamos al acueducto, cada vez que lo miras parece aún más bonito. Jaime me mira, sonríe y se acerca a mí.



CARLOS ARCALÁ

ENCUENTRO


Una mañana lluviosa, debajo del acueducto de Segovia, un hombre con gabardina y sombrero levanta la mirada y, a lo lejos, atisba entre las gotas de lluvia que caen sobre las lentes de sus gafas la silueta de una mujer. Según se va acercando, él va levantando su cara cubierta por el sombrero. Una vez que la mujer se acerca, él sonríe mientras la mira. El hombre la sigue con la mirada mientras se aleja, debajo del acueducto, en una mañana fría y lluviosa.



MARÍA BERNARDO. 

CARTA SOBRE LA MESA


Parece mentira que vaya a ser la última vez que vaya a ver desde este balcón el hermoso atardecer que se forma en la sierra de Guadarrama. Es lo mejor de este palacio.
     Es complicado ausentarme sabiendo que Aurora preguntará por él. Seguro que al no encontrarlo, a la primera que acudirá será a mí. ¡Qué descarada!
     Matilde, en ti puedo confiar. Ya son muchos años viviendo a tu lado, y sé que cubrirás mi ausencia e intentarás ocultar mi error. Aunque, si te soy sincera, no me arrepiento. La rabia pudo conmigo, y ahora solo intentaré olvidar este remordimiento que apenas deja conciliar mi sueño.
     No te pondré en el compromiso de saber dónde se oculta el cuerpo de mi esposo. Solo te pido, hermana, que intentes inculpar a la entrometida que me ha llevado a esta locura.
     Si pregunta alguien, me fui de viaje. Yo no sé nada.

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